¿Qué son los Derechos Sexuales y Reproductivos?

¿Alguna vez has escuchado sobre los derechos sexuales y reproductivos? ¿Qué son? ¿En dónde se originan? ¿Por qué es necesario conocerlos?

Quédate a leer este blog que, de la mano de Fernanda Díaz de León, abogada con más de 15 años de experiencia en la defensa y promoción de los derechos sexuales y reproductivos, nos ayuda a conocer más.

Origen de los derechos sexuales y reproductivos

Los derechos humanos surgieron formalmente después de la 2a Guerra Mundial, como respuesta a las atrocidades cometidas durante ese conflicto, con el fin de proteger la dignidad de todas las personas. En 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), un documento fundacional que reconoce derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales para todas las personas, sin distinción.

Aunque los principios de dignidad y libertad ya existían en documentos previos (como la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789- Francia), estos solían centrarse en los hombres  blancos, propietarios, heterosexuales  y ciudadanos. Por ello, desde los inicios del movimiento de derechos humanos, las mujeres feministas denunciaron el sesgo en su conceptualización y lenguaje, como la activista Hansa Mehta de la India, quien jugó un papel clave durante la redacción de la Declaración Universal, proponiendo modificar la redacción del Artículo 1, que originalmente decía “Todos los hombres nacen libres e iguales… “ por “Todos los seres humanos nacen libres e iguales…” Este cambio marcó un precedente histórico para el reconocimiento de los derechos de las mujeres como derechos humanos.

Desde ese momento, las obligaciones de los estados que se sumaron al reconocimiento de la DUDH fueron entendiéndose, modificándose y ampliándose. En un primer momento, los estados cumplían sus obligaciones absteniéndose de llevar a cabo conductas que violentaran los derechos. Con el paso del tiempo, fueron incluyendo acciones y políticas públicas que garantizaran el respeto y protección de los derechos y el alcance de los mismos también fue modificándose.

Es el caso del derecho a la salud en el que los estados fueron evidenciando que, al no poder garantizar un estado de salud con la mera abstención de ciertas conductas o la mera declaración de voluntad, sí debían tomar medidas. Por ejemplo, para evitar la propagación de enfermedades prevenibles mediante vacunas. Así, la mayoría de los países, incluido México, desarrollaron programas nacionales de vacunación.

Otro hito importante en este derecho es la definición de salud por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluida en su Constitución. “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.” Esta definición amplió el concepto de salud más allá del modelo biomédico (salud física) reconociendo dimensiones sociales y emocionales del bienestar que sirvió como base para el desarrollo posterior de los derechos sexuales y reproductivos y la salud integral.

¿Los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos?

Con el paso del tiempo, se hizo evidente que los derechos humanos no podían ser verdaderamente universales si no reconocían las experiencias, cuerpos y decisiones de las mujeres y otras personas con capacidad de gestar. A partir de las luchas feministas y de los movimientos por la justicia sexual y reproductiva, se consolidó el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos como parte integral[1], indivisible[2] e interdependiente[3] de los derechos humanos.

Estos derechos fueron visibilizados en el ámbito internacional especialmente a partir de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD) de El Cairo en 1994 y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing en 1995, donde se afirmó que la autonomía corporal, el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, y la libertad para tomar decisiones informadas sobre el propio cuerpo son fundamentales para el ejercicio pleno de la ciudadanía, la igualdad de género y el desarrollo sostenible.

Entonces, ¿cuáles son los derechos sexuales y reproductivos?

Los derechos sexuales y reproductivos son un conjunto de derechos humanos que garantizan que todas las personas puedan tomar decisiones libres, informadas y seguras sobre su cuerpo, su sexualidad y su reproducción, sin discriminación, violencia ni coerción. Estos derechos están reconocidos en diversos tratados internacionales, aunque su implementación varía según el contexto legal y cultural de cada país.

Entre los principales derechos sexuales y reproductivos se encuentran:

  1. El derecho a decidir sobre tu cuerpo y tu sexualidad- Incluye la libertad para definir tu identidad y orientación sexual, establecer relaciones afectivas y sexuales consentidas, y vivir tu sexualidad sin miedo, estigma ni violencia.
  2. El derecho a acceder a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, incluyendo la atención ginecológica, anticoncepción, control prenatal, atención del parto, aborto seguro, prevención y tratamiento de infecciones de transmisión sexual, entre otros.
  3. El derecho a decidir si quieres tener hijas o hijos, cuándo y cuántos- implica acceso a información y métodos anticonceptivos, así como la libertad para tomar decisiones reproductivas sin presiones sociales, religiosas o estatales.
  4. El derecho a recibir educación sexual integral- pero no cualquier tipo de educación sexual. Esta debe ser estar basada en la evidencia y mejores prácticas clínicas, al tiempo que debe ser laica, libre de estigmas y con enfoque de derechos, que permita conocer el cuerpo, prevenir violencias, ejercer la autonomía y construir relaciones respetuosas.
  5. El derecho a vivir libre de violencia sexual y reproductiva
    Incluye la protección contra prácticas como el matrimonio infantil y forzado, la esterilización no consentida, la violencia obstétrica, y la criminalización del aborto.
  6. El derecho a la privacidad y confidencialidad
    Especialmente en relación con el acceso a servicios de salud, diagnósticos, tratamientos y decisiones personales.
  7. El derecho a la igualdad y no discriminación
    Garantiza que todas las personas, sin importar su género, edad, orientación sexual, identidad de género, condición migratoria, discapacidad u origen étnico, puedan ejercer estos derechos en igualdad de condiciones.

Ahora bien, es común que ambos grupos de derechos se agrupen, sin embargo no son lo mismo y no protegen ni garantizan las mismas dimensiones de los derechos humanos. Es así que distintos sectores —especialmente feministas, juventudes, personas LGBTIQ+ y activistas por los derechos sexuales— han argumentado la necesidad de nombrarlos y analizarlos por separado para garantizar su pleno reconocimiento.

  • Los derechos sexuales tienen que ver con el derecho a vivir la sexualidad de forma libre, informada, segura, placentera y sin violencia, independientemente de la reproducción. Incluyen el derecho a la identidad y orientación sexual, al consentimiento, a relaciones sexuales sin fines reproductivos, al placer, a la privacidad y al acceso a información y servicios para el bienestar sexual.
  • Los derechos reproductivos se centran en la capacidad de decidir sobre la reproducción y la maternidad/paternidad, incluyendo el derecho a decidir si tener hijas/os o no, el acceso a métodos anticonceptivos, a servicios de fertilidad o aborto seguro, y a una atención materna digna y sin violencia.

Diferenciarlos es importante pues da rostro a experiencias que históricamente han sido invisibilizadas, como las de personas que no desean reproducirse pero sí vivir su sexualidad plena, o de quienes enfrentan violencia por razones sexuales y no reproductivas (por ejemplo, personas LGBTIQ+). También evita que se reduzca el ejercicio de la sexualidad vinculándolo únicamente a la reproducción/maternidad y permite políticas públicas y servicios de salud integrales sin discriminación donde se garanticen los derechos sexuales de las personas como el placer, la autonomía, el consentimiento sin subordinarlos a efectos reproductivos.

Aun cuando ambos grupos de derechos están íntimamente relacionados con la esfera privada y personal, no son intercambiables. Nombrarlos por separado fortalece su exigibilidad y visibiliza distintas formas de opresión, exclusión o violencia.

Reconocer y defender los derechos sexuales y reproductivos es esencial para construir sociedades más justas, equitativas y libres. Pero este reconocimiento sólo será real si se garantiza sin distinciones de género, edad, orientación sexual, identidad de género, etnia, clase social, discapacidad o estatus migratorio, y si se incluye activamente a quienes históricamente han sido marginados o silenciados.

Vivir una vida sexual informada, libre, responsable y placentera es un derecho, no un privilegio. Compartir esta información es un acto de cuidado colectivo y de transformación social. Hablemos, eduquemos y defendamos nuestros derechos, porque solo así podremos ejercerlos plenamente.

Fundación MSI suma esfuerzos para la difusión de información sobre derechos sexuales y reproductivos a través de sus programas educativos y en el apoyo a mujeres con servicios de salud sexual y reproductiva. Cuentas con nosotras, si nos necesitas, estamos a una llamada de distancia. Puedes encontrarnos en el teléfono 55 5543 0000 para ayudarte a resolver todas tus dudas sobre los procedimientos de aborto que tenemos disponibles, o si estás lista para agendar tu cita puedes agendar directamente en nuestra página web tocando aquí.

Estamos siempre para apoyarte. 

[1] Son parte fundamental y necesaria del conjunto completo de derechos humanos; no pueden separarse ni tratarse como algo secundario.

[2] No se pueden dividir o separar sin perder su sentido y eficacia; proteger solo algunos derechos y no otros afecta el disfrute pleno de todos.

[3] Todos los derechos humanos están conectados y dependen unos de otros; el ejercicio o violación de uno influye en el respeto de los demás.

Derechos sexuales y reproductivos